sábado, 29 de enero de 2011

El miedo en democracia (Artículo de Opinión)

Según la Real Academia Española, miedo se define como la perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario, así como el recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.

En democracia, el pueblo tiene el poder, el pueblo decide a sus representantes y debe tener la potestad de cambiar a los mismos. Cualquier ciudadano puede proponerse como candidato, debe tener el derecho legítimo de votar a la formación política que mejor defienda sus ideales y lo más importante, poder expresar (o no hacerlo) sus inquietudes y participar activamente en los debates de la calle, sin miedo a futuras represalias.

Aunque parezca mentira, después de 33 años de democracia en nuestro país, tenemos que hablar de miedo, caciquismo y amenazas.
No sólo tenemos que hablar de miedo en Euskadi, donde muchos ciudadanos han muerto en nuestra democracia por defender unas ideas, otros han tenido que callar y otros se han tenido que marchar. Tampoco tenemos que hablar sólo de miedo en Catalunya donde los ciudadanos no pueden rotular sus negocios en castellano por miedo a ser multados o no existe otra Catalunya más que la oficial (la de los nacionalistas).
El miedo que se vive en Euskadi y Catalunya es grave de por sí, pero hay un miedo mucho más arraigado, que va más allá de las fronteras de ambas comunidades españolas y que no ocupa portadas en la prensa nacional pero que es un cáncer que impide podamos vivir en una democracia plena, fuerte y real.
El miedo que tienen muchos ciudadanos a presentarse a las elecciones como candidatos, a votar a alguien diferente y lo peor, miedo a decir a quién votan, lo que piensan de sus gobernantes sea para bien o para mal y a hacer ver sus ideas a sus convecinos.
 
Por sorprendente que parezca, no son hechos aislados y son en muchos municipios en los que los ciudadanos temen hablar, participar y dar la cara, aportar cosas diferentes y regenerar lo que hay. Son muchos los funcionarios que critican bajo pseudónimos en Internet a sus gobernantes, por temor a represalias y no pocos los empresarios que viven bajo el miedo a que desde arriba se les haga la vida imposible.
 
Son no pocas las herramientas (puestos de trabajo, oposiciones o dar trabajo a empresas) que tienen nuestros gobernantes para coaccionar, premiar y castigar a los ciudadanos, pero debe ser más la fuerza de los ciudadanos en contra de aquellos que ejercen las artimañas, los caciques y los que lideran una dictadura encubierta de falsa democracia.
 
Tomemos nota de nuestro pasado, como logramos pasar de una dictadura a una ''democracia'', con la gente en las calles, dando la vida por su país, sus ideas y su gente, manifestaciones y revoluciones pacíficas para defender la justicia, igualdad, libertad y pluralismo político, valores superiores los cuatro de nuestro Ordenamiento Jurídico Español.
 
Una democracia sin pluralismo político no es democracia, y todo aquel que en la medida de sus posibilidades intente que existan menos opciones políticas, no será demócrata.
Las cosas no se cambian solas, España no se cambia sola y el caciquismo, enchufismo y miedo no desaparecerá de la sociedad por sí misma. Seamos los ciudadanos los que digamos BASTA, cueste lo que cueste. Esperar sentados y lamentarnos de nada sirve.
 
Vosotros, ciudadanos, ¡Ser valientes! Fuera el miedo y luchemos contra aquellos, del partido que sean, que intentan no tener oposición política y que pocas opciones políticas quieren que existan.
Tengamos capacidad para perder hoy, pero seguro que todos ganaremos mañana. Por las futuras generaciones, nuestros hijos y nietos no merecen encontrarse con esto.
 
Devolvamos la dignidad al pueblo español e instauremos una democracia real en nuestro país. Fuera el miedo, que con miedo, en democracia, no se puede hablar de democracia.
 
David García Pérez.
Presidente CCD.

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